Sería injusto de nuestra parte no compartir con ustedes la experiencia de estas Fiestas Patrias en . . . La Isla . . . por antonomasia.
Bien merecido tiene todos los halagos que muchas voces proclaman, dueña de una belleza que gracias al sol pudimos descubrir en plenitud.
Como ella misma se define . . . Chiloé Mágico, llena de tradiciones, mitos, cuentos y una profunda fe.
Pero bueno, llegaron los GOnZApez . . . que también aportaron lo suyo: llevamos a dos Pincoyas que inundaron de belleza y ternura esas famosas caletas.
También hicimos diferentes aportes a la cultura regional degustando todo tipo de mariscos, pescados, carnes y demases que el cariño local nos ofrecía.
Cómo olvidar esos desayunos con queso recién derretido, huevos revueltos de cáscara celeste de esas nunca bien ponderadas y más bien coléricas gallinas mapuches, la vista desde el ventanal de la cabaña donde tan normales y elegantes, como si siempre hubiesen estado ahí . . . los cisnes de cuello negro. No navegamos en el Caleuche pero sí en la embarcación del capitán Ampuero que con su cara de bandurria -apodo puesto por la Cata quien se auto declara experta en pájaros- nos mostró Quemchi desde el mar.
Nicolás nos contó sobre el Millalobo, el Basilisco, Cuchivilú, Camahueto, brujos y el Trauco: dice haber visto la versión femenina de éste, tratando de capturar a Tomás.
Y después de empaparnos de tanta belleza, la noche nos esperaba en la cabaña avivando el fuego entre copas y risas (más de la primeras que de las últimas) . . . . todavía suena en los oídos la voz de la Fran entusiasta "Tío Gonza, Tío Gonza", invitándolo a compartir con juegos las últimas horas del día.
Caulín, que aparte de compartir sus ostras, nos mostró un personaje con sus años, cuya pasión para expresarse era directamente proporcional al tamaño de los lóbulos de sus orejas.
Achao, Dalcahue, Chonchi, el Huillinco, Curaco de Vélez, Quinchao y muchos otros etc., siempre estarán instaladas en nuestras retinas . . . y el camino al Parque Nacional, donde en un arrebato de entusiasmo por el paisaje y ese encuentro con"baby lamb" hizo de ese día algo muy especial. La playa de Cucao nos hizo a todos saltar y con sus 20 kilómetros de espuma soñar.
Bien merecido tiene todos los halagos que muchas voces proclaman, dueña de una belleza que gracias al sol pudimos descubrir en plenitud.
Como ella misma se define . . . Chiloé Mágico, llena de tradiciones, mitos, cuentos y una profunda fe.
Pero bueno, llegaron los GOnZApez . . . que también aportaron lo suyo: llevamos a dos Pincoyas que inundaron de belleza y ternura esas famosas caletas.
También hicimos diferentes aportes a la cultura regional degustando todo tipo de mariscos, pescados, carnes y demases que el cariño local nos ofrecía.
Cómo olvidar esos desayunos con queso recién derretido, huevos revueltos de cáscara celeste de esas nunca bien ponderadas y más bien coléricas gallinas mapuches, la vista desde el ventanal de la cabaña donde tan normales y elegantes, como si siempre hubiesen estado ahí . . . los cisnes de cuello negro. No navegamos en el Caleuche pero sí en la embarcación del capitán Ampuero que con su cara de bandurria -apodo puesto por la Cata quien se auto declara experta en pájaros- nos mostró Quemchi desde el mar.
Nicolás nos contó sobre el Millalobo, el Basilisco, Cuchivilú, Camahueto, brujos y el Trauco: dice haber visto la versión femenina de éste, tratando de capturar a Tomás.
Y después de empaparnos de tanta belleza, la noche nos esperaba en la cabaña avivando el fuego entre copas y risas (más de la primeras que de las últimas) . . . . todavía suena en los oídos la voz de la Fran entusiasta "Tío Gonza, Tío Gonza", invitándolo a compartir con juegos las últimas horas del día.
Caulín, que aparte de compartir sus ostras, nos mostró un personaje con sus años, cuya pasión para expresarse era directamente proporcional al tamaño de los lóbulos de sus orejas.
Achao, Dalcahue, Chonchi, el Huillinco, Curaco de Vélez, Quinchao y muchos otros etc., siempre estarán instaladas en nuestras retinas . . . y el camino al Parque Nacional, donde en un arrebato de entusiasmo por el paisaje y ese encuentro con"baby lamb" hizo de ese día algo muy especial. La playa de Cucao nos hizo a todos saltar y con sus 20 kilómetros de espuma soñar.
CUCAO
HUILLINCO
ACHAO
DALCAHUE
CHONCHI
EL TEPUAL
Un gran agradecimiento a nuestro hermano Andrés, por compartir lo suyo con nosotros. Los 6 lo apreciamos desde el Alma gozosa.









